jueves, 11 de marzo de 2010

CUATRO ELEMENTOS DE LA NATURALEZA MÁS UNO.

A Alonso Santiago, tú que pasaste a formar parte de la madre tierra para siempre, con afecto.


Eres de aquellos que llenan los silencios interminables y de los que provocan silencios que deseas que nunca lleguen a su fin,
arrugas que ocultan una juventud incombustible,
grito a la vida desde la experiencia del pincel y el verso como armas de la cotidianidad más bohemia.
Eres porque lo eres en contra de la corriente que empuja a salvarla y que pasa de largo bajo unos pies que dejan la huella firme de los grandes hombres,
Mirada del quien gobierna el incontrolable tiempo, haciendo de las noches días y del día, arte.
Naciste donde quisiste, uniendo el mar y la montaña, la playa a la campiña,
a Dios con el propio ser humano usando como sortilegio el buen consejo y como amuleto una copa de vino tinto en tu mano.
Como pieza que encaja en un perfecto Puzzle,
del redondel de la Plaza Real indultaste al toro en el óleo y al torero lo laureaste con un marco de oro.
El sexo lo transformaste en fuego de vivos colores y la caricia de los amantes en esfumato desdibujado.
Has querido ser dueño de las letras insulsas del abecedario, mago de la acuarela, la “j” danza gracias a ti, mientras, la “e” le sonríe, la “s” se le insinúa y la “r” le ronronea.
Eres aquel hechicero que plasmó la música en el trazo casando en un matrimonio infinito al instrumento con su dueño.
Remanso de sosiego, refugio de la reflexión, compañero eterno, verbo personificado de tertulia eres tú,
aire, tierra, agua y fuego en un mismo elemento.

ÁnQuinFer

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