sábado, 11 de julio de 2009

Manifiesto Razzia Artis.


Aquello era arena en granos sueltos, un sin fin de cristales de sal, de sal de la tierra, de aquella que, desde los esteros, da sabor y condimenta los mejores platos de aquí, cosa buena, cosa fina que se mueve al son del levante, de allá para acá, deslumbrando bajo el sol, Apolo de nuestra tierra.
Algunas de esas partículas describían siluetas en bellos lienzos plasmando en la tela el arte sublime del que retrata magistralmente con las manos; otros granitos se escaparon del reloj de arena que marca el devenir de los tiempos históricos. Varios de estos trocitos de Cádiz se aglutinaban con similares formando terrones, ligándose y arrimándose a través de rimas, cantándole a la naturaleza tercetos y cuartetas, la poesía se hizo duna y la duna poesía, fue entonces cuando la ciencia quiso transformarse en arte: las balanzas de precisión medían la fuerza de la inspiración, la probetas contenían la furia compositiva y los binomios unieron la belleza con la precisión de las ecuaciones de las letras puras. Las rocas hicieron de butacas y las gaviotas de espectadoras, el tintineo de las jarcias de los barcos de original claqueta en el celuloide de la vida.
Todo estaba dispuesto y conspirando para que el mar bañase la orilla y trajese escenas frescas de teatro, las olas indiscutible atrezzo y la Bahía como escena privilegiada de cada acto.
La música, espuma melódica, cambió la arena seca por la mojada, en la que las huellas de los caminantes que hacen camino al andar tardan mucho en perder su forma. Por fin, llegó el momento, el tiempo de cerrar los ojos de los marineros en tierra y dejar que la brisa de poniente penetre calando entre dos aguas, la del corazón y la de la propia alma a modo de Razzia del Arte. Las Razzias respiran aires de desierto, luz de arguila y jaima de bereber, la escaramuza, el único combate justificable, el de la dignidad humana alcanzada por y para la cultura. Sin embargo, Artis inspira Mediterráneo, sones latinos y antropocentrismo renacentista, raíces ambas de lo que somos, a lo que nos debemos.
Una asociación cultural que pretende ser altavoces de locos, de los bohemios por convicción, de los rebeldes con causas y sin ella, de los políticamente incorrectos, de los transgresores, de piratas que mercadean con musas, del socialmente autorechazado, del que reza, día tras día a San Pericles, de los que van por libres, del que busca y no encuentra, del excluido y que no excluye, del penitente sin pecado, del que tiene por patria los hombros de los amigos, del que ve y oye y quiere ser visto y oído.
Tenemos como única religión el eclecticismo de las artes y el sincretismo de las ideas, el altar de las letras y la liturgia de la palabra escrita, y como ideología el humanismo antropofílico, el amor al ser humano. De presupuesto sólo pretendemos vuestros aplausos, como sede social todos y cada uno de los rincones de esta incomparable ciudad que nos acoge y como única frontera la que no entiende de colores ni de banderas.
ÁnQuinFer.

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